
Manuel Urrutia
CEO de Confianz y experto en Derecho de Empresa
Es por todos conocido el contexto actual de gran incertidumbre que afecta a la empresa española.
Aún ni siquiera hemos llegado a la fase de conocimiento pleno de los efectos de la pandemia, por cuanto que ésta no está superada.
La situación, en términos de liquidez, no es tan grave como la padecida en los años 2008 a 2012, porque el Banco Central Europeo adquirió deuda española en 2020 por un valor equivalente a 120 mil millones de euros.
Si el órgano regulador, como parece ser el caso, mantiene esta política de financiación durante 2021, las finanzas públicas españolas estarán razonablemente bien sostenidas.
Desafortunadamente, este no va a ser el caso de la financiación necesaria para la Pyme Española.
Los despachos de abogados que nos dedicamos al asesoramiento empresarial, sabemos muy bien que la detección rápida de los problemas es esencial para poder tomar proactivamente decisiones a tiempo.
En muchos sectores se han producido claros desplomes en su demanda de bienes y servicios, materializados en la caída de la cifra de ventas de las empresas.
Los problemas en la cuenta de explotación de las empresas deben ser resueltos antes de poder acometer la solución de los problemas de balance.
Resulta fundamental ajustar lo antes posible los costos de estructura a la caída de la cifra de venta, y todos sabemos que esto en España no es fácil de lograr por la rigidez de la legislación laboral, más aún a partir del momento en que expire la regulación normativa provisional de los ERTE.
En este sentido, las decisiones deben ser tomadas a tiempo para evitar que la empresa entre en pérdidas o para conseguir que estas duren lo menos posible.
La superación de los problemas de rentabilidad nos lleva directamente a los retos relacionados con el balance de situación, es decir, a la necesidad de recapitalizar la compañía o de conseguir mayor financiación externa, para reforzar las posibilidades de conseguir una continuidad empresarial rentable.
La solución para estos problemas de balance requiere que la Pyme se haga acreedora de la confianza de sus propios socios o accionistas y de actores externos tales como proveedores, acreedores, entidades financieras, competidores e inversores externos, y es aquí donde de las operaciones de M&A pueden adquirir una extrema relevancia positiva.
Para ganar su confianza es imprescindible que estos actores perciban que la empresa ha acometido de una forma proactiva y contundente la solución de sus problemas de rentabilidad.
Cuando la propiedad de la Pyme quiere compartir o diversificar el riesgo en su inversión es cuando se plantea la llamada a dichos actores, lo cual no debe verse como algo negativo o frustrante, porque puede suponer claramente una oportunidad de reforzamiento de las posibilidades de continuidad rentable de la compañía, a través de la consecución de un mayor crecimiento.
En efecto, existen oportunidades de financiación para la Pyme Española que suponen alternativas a las opciones más tradicionales, como lo han sido, desde siempre, las inyecciones o ampliaciones de capital por parte de los socios o accionistas actuales y la financiación bancaria.
En este sentido, la Pyme puede explorar opciones de crecimiento fundamentadas en procesos de concentración con competidores que ofrezcan oportunidades de crecimiento y sinergias de costos.
Se trata de procesos de M&A que son difíciles, pero que, no obstante, deben ser valorados en la situación actual.
Actualmente existen fuentes de información muy fiables y de fácil acceso que pueden allanar el camino para plantearnos este tipo de actuaciones en relación con competidores de la Compañía.
Debemos tener en cuenta que la consecución de un mayor tamaño es uno de los retos principales, si no el más apremiante, de la Pyme Española, como nos han enseñado los periodos de inestabilidad e incertidumbre política y crisis económica y financiera acontecidos en España en los últimos doce años.
Otra alternativa relacionada con procesos de M&A es plantearnos la posibilidad de contar con inversores externos a la propiedad de la compañía, tales como family offices o fondos de inversión. Contactar con este tipo de inversores para obtener financiación propia o ajena requiere ser capaces de demostrar haber sido contundentes y proactivos en la toma de decisiones para restablecer la rentabilidad de la Compañía, especialmente en estos tiempos de incertidumbre y caída.
Pero también requiere tener bien cuantificadas las necesidades de financiación para superar la situación, y poder ponernos en condiciones de acometer un proceso de crecimiento.
Como puede percibirse, una combinación de estas dos últimas alternativas de M&A, es decir, el análisis y valoración de un proceso de concentración con posibles competidores, o, incluso, la posibilidad de iniciar un proceso de adquisición de alguno de ellos, es perfectamente compatible con la búsqueda de inversores externos que puedan facilitar más la operación.
Incluso, la realización previa por parte de la Compañía de dicho análisis y valoración supone un reclamo en la búsqueda de family offices y de fondos de inversión como vía de financiación, porque van a entrar a valorar más favorablemente este tipo de oportunidades.
Sin embargo, estas no son las únicas alternativas; tenemos más. No podemos olvidar que hay muchos sectores atractivos para terceros inversores bien dotados de liquidez y que buscan buenas oportunidades de inversión.
Para ellos, el momento actual es un momento potencialmente muy bueno para buscar operaciones de inversión, lo que invita a la Pyme a realizar este análisis.
En efecto, una eventual venta de una parte de la participación de la compañía es una alternativa de financiación y, por tanto, de reforzamiento de las posibilidades de continuidad empresarial. Esta opción no debe ser considerada nunca como un fracaso, sino como una clara oportunidad de continuidad rentable a través de una operación de M&A.
Cuando la Pyme ha intentado en situaciones difíciles el acceso a esas fórmulas de financiación y no lo ha conseguido, tiene otra alternativa más extrema, a través de sus proveedores, iniciando un concurso. Como se desprende de lo sostenido en el presente artículo, también esta opción ha de planificarse proactivamente para que pueda constituir una solución de continuidad, pero tampoco debe descartarse de inicio.
En conclusión, cualquier alternativa de crecimiento y consolidación de la Pyme española pasa por ganar tamaño, lo que constituye su principal reto.
Las oportunidades consistentes en procesos de concentración o ventas parciales o significativas de la participación son operaciones de M&A que la Pyme Española debe empezar a asumir como alternativas presentes y futuras de consolidación y crecimiento rentable.