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    El síndrome de estar quemado (burnout) y como sobrevivir al mismo

    El síndrome de estar quemado (burnout) y como sobrevivir al mismo

    El síndrome de estar quemado (burnout) y como sobrevivir al mismo

    Especial Directivos, Nº 1860, Sección Management, Quincena del 15 al 29 Feb. 2024, LA LEY

    Especial Directivos - Management, Nº 1860, Sección Management, Quincena del 15 al 29 Feb. 2024, LA LEY

    Ser conscientes de las exigencias a las que nos encontramos sometidos y de nuestras capacidades reales, así como descubrir que aspectos de nuestra vida nos permiten una desconexión efectiva, pueden ser las claves para sobrevivir al síndrome de estar quemado.

    Iván Fernández Suárez

    Profesor del Máster en Prevención de Riesgos Laborales Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Investigador del grupo de investigación ‘Trabajo líquido y riesgos emergentes en la Sociedad de la Información (TRES-i)’ de UNIR. Consultor de PRL para Fraternidad-Muprespa

    El síndrome de estar quemado es un proceso en el cual los recursos mentales de una persona se agotan, generando una patología, con un cuadro de síntomas muy variados, que requiere tratamiento médico. Todos sufrimos momentos de estrés y conocemos sus consecuencias, pero debemos distinguir el estrés del síndrome de estar quemado. Hay varios matices que nos ayudan a diferenciarlos. El estrés puede ser positivo (eustrés), no siempre tienen que tener efectos perjudiciales (distrés). De hecho, podemos analizar cuáles han sido los momentos más felices de nuestras vidas (una boda, el nacimiento de un hijo, un examen o entrevista importante que superamos) y podemos ser conscientes de que son momentos con niveles de estrés máximos. El síndrome de estar quemado siempre presenta efectos negativos. Además el estrés es un proceso a corto plazo, sin embargo, el burnout es un proceso de larga duración. Como similitudes, ambos procesos son fruto de un desajuste entre las demandas y las capacidades.

    Una forma de comprender los efectos del síndrome de estar quemado en nuestra mente es compararlo con el plano físico. Si un atleta hace un sobreesfuerzo puntual se siente cansado y puede tener una pequeña lesión, pero normalmente no genera consecuencias graves y se puede recuperar con descanso. Sin embargo, si un atleta planifica mal una temporada completa y se sobrecarga durante semanas o incluso meses, aparecerá una lesión de gravedad, que demandará un tratamiento médico (el descanso no lo puede recuperar). Exactamente igual ocurre con nuestra mente, es capaz de tolerar sobreesfuerzos puntuales (estrés), pero si ese estado de sobreexcitación se prolonga durante mucho tiempo aparecerá una lesión de gravedad que, ni siquiera, unas vacaciones podrán recuperar. El síndrome de estar quemado necesita tratamiento médico. Dentro del conjunto de efectos que puede tener sobre la salud podemos citar problemas digestivos, cardiovasculares, alimenticios, adicciones, cambios de comportamiento, dermatitis, caída del cabello, etc.

    Frente a esto debemos ser conscientes de nuestras limitaciones, de las situaciones de nuestro día a día que nos generan estrés. Vivimos en una sociedad en la que las exigencias son cada vez más elevadas, fruto de cambios y actualizaciones constantes a nivel laboral, educativo y social. Además, el aumento del acceso a la información derivada del uso de las TICs nos entrega referentes, criterios de comparación e ideales cada vez más exigentes. Surge el concepto de Infoxicación, derivado de la cantidad de información a la que estamos expuestos y la dificultad para establecer cual es relevante o verdadera.

    A todo ello hay que añadir la auto-exigencia, nosotros mismos somos una importante fuente de estrés. Generalmente somos mucho más exigentes con nosotros mismos que con las personas que tenemos a nuestro alrededor, preocupándonos frecuentemente por situaciones que nunca se van a materializar.

    Un paso importante que debemos afrontar es reconocer aquellos aspectos de nuestra vida que nos generan estrés. Identificar que personas, que tareas o incluso que pensamientos nos generan estrés, reconocer las amenazas es el primer paso para poder afrontarlas. Una gacela debe reconocer a sus depredadores, de lo contrario, es muy complicado sobrevivir. Reconocer las fuentes de estrés nos permite planificarnos, prepararnos y ser conscientes de las reales amenazas a las que nos enfrentamos. Además permite identificar en qué áreas debemos mejorar para estar más capacitados. Podremos actuar adelantándonos a la exigencia pero también mejorando nuestras capacidades. Estamos en la sociedad de la información, por lo tanto podemos aprender y prepararnos mejor que nunca. Gestionar nuestro rimo de vida resulta clave en el control del síndrome de estar quemado.

    El burnout es un proceso de desgaste, de larga duración. Por lo tanto, controlar la acumulación de cansancio, el nivel de estrés prolongado, es crítico para evitar su aparición. Podemos recurrir de nuevo al ejemplo del deportista profesional. Éste, debe combinar cargas de trabajo elevadas con descansos, de este equilibrio depende su salud. En el plano físico es muy sencillo establecer un descanso, nuestro cuerpo se resiente y demanda tiempos de inactividad que, simplemente con sentarse o acostarse se pueden conseguir. Pero en el plano mental es más complicado, detener nuestra mente es difícil cuando el nivel de excitación es elevado. A quien no le ha ocurrido intentar dormir pero que nuestra propia mente no se pueda detener. Para controlar esta sobrexcitación mental debemos buscar actividades que logren desconexión mental. Encontrar una actividad que nos permita descansar mentalmente es imprescindible para regenerar nuestra capacidad de resistencia al estrés. La práctica de deportes, actividades al aire libre, la lectura o pasar tiempo con personas que nos ayuden a sentirnos mejor, pueden ser opciones a implementar. Este tipo de apoyos son únicos, ya que cada persona debe encontrar aquello que realmente le ayude a sentirse mejor y a lograr una desconexión mental efectiva. Tenemos que ser conscientes de lo que nos genera estrés y de aquello que logra rebajar nuestros niveles de estrés. De nuestros esfuerzos mentales y de los momentos que logran que nuestra mente se recupere de ese esfuerzo. Es más complejo que el plano físico, pero tiene un funcionamiento muy similar.

    En definitiva, ser conscientes de las exigencias a las que nos encontramos sometidos y de nuestras capacidades reales, así como descubrir que aspectos de nuestra vida nos permiten una desconexión efectiva, pueden ser las claves para sobrevivir al síndrome de estar quemado. Quizás una de las pandemias permanentes a las que nuestra sociedad se enfrenta a diario.

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