Juan Antonio Simarro
Compositor, pianista y productor musical de teatro, ballet, cine y televisión.
¿Cómo puedo entender de otra manera cosas que ya sé y animar a mi equipo a que se relacionen mejor entre ellos?
¿Cómo puedo entender de otra manera cosas que ya sé y animar a mi equipo a que se relacionen mejor entre ellos?
El trabajo en equipo, la empatía, la excelencia... son conceptos que todos entendemos como necesarios para que una empresa funcione de la mejor manera.
Una cosa es conocerlos y otra es ponerlos en práctica. Sí, son conceptos sencillos... que a veces olvidamos. Por eso es bueno abordarlo desde un punto de vista totalmente diferente… A lo mejor una empresa y una orquesta se parecen más de lo que creemos.
¿Por qué relacionamos la empresa y la orquesta?
Todo suma y nos da recursos para adaptarlos a distintas situaciones. En mis conferencias-concierto tituladas “Tu empresa es una orquesta” ponemos en práctica distintas ideas y soluciones que he utilizado durante mi carrera musical.
Pensemos en una empresa cualquiera que hace zapatos y una orquesta, que hace conciertos:
Todo surge de una idea (el diseño del zapato) y de una partitura (la música pensada por el compositor).
Los empleados son los músicos de la orquesta, y el director de la empresa es el director de la orquesta.
Bien, eso es fácil. Y ahora…¿Cuándo suena la música? ¿Cuándo el director mueve la batuta? Parece que sí, pero no.
La música solo suena cuando los músicos (los empleados) quieren tocar.
- Función del director de orquesta.
El buen director sabe que la música no suena simplemente por mover la batuta. Dirigir o componer es un acto de comunicación, por tanto, si el oyente (músico o empleado) no entiende, no tiene por qué ser culpa suya. Habrá que encontrar la manera para que nuestro mensaje sea efectivo.
A veces podréis ver que durante el concierto el director prácticamente no hace nada, o casi podría no hacerlo. Es porque durante los ensayos, ha “programado “ a los músicos para que sepan cómo deben interpretar la partitura, para que esos “zapatos” se hagan bien, gusten y la gente los quiera.
Sabe que no es necesario siempre y de hecho uno de los objetivos es no serlo. Si "programa" bien a la orquesta durante los ensayos, aunque se equivoque en el directo o esté ausente en la empresa los músicos/ empleados pueden ser capaces de solucionar el problema. ¡Qué maravilla es poder desconectar de nuestra empresa sabiendo que cada empleado sabe lo que tiene que tocar!
Conoce las limitaciones de cada músico/ empleado, entiende sus cualidades, aprovecha bien sus posibilidades para que den lo mejor de sí mismos y "conduce" a la orquesta por el camino conveniente.
El director con una escucha activa dentro de la orquesta asume las posibilidades de los músicos, consigue que los músicos se escuchen también entre ellos, entiendan la función del otro, vayan en una dirección determinada para expresar lo que el compositor creó con su partitura.
En determinados casos los músicos, los empleados, pueden saber tanto o más que el director. Si somos conscientes de ello, y el director valora a los músicos como se merecen, todos se ponen en el lugar del otro supliendo las debilidades de cada uno y el trabajo en equipo es mucho más fluido. Hay grandes directores que aceptan que determinadas partes se les atragantan, lo comentan abiertamente con la orquesta y entre todos lo sacan adelante.
No tiene que saber más que cada músico, sino saber lo que puede esperar de ellos. Es consciente de lo que puede pedirles, de cuándo corregirles, del tiempo que lleva conseguirlo y así los músicos se sienten comprendidos.
Mucha gente no lo sabe: con un mal director, los músicos siguen al primer violín (sin que el director sea consciente). Todos hemos vivido alguna vez esa situación.
- Función de los músicos de la orquesta.
Son especialistas que conocen a la perfección las posibilidades de su instrumento (cuerdas, viento-metal, viento-madera, percusión) igual que el que desarrolla las máquinas para confeccionar los zapatos, el de administración, el equipo de marketing o incluso los encargados de transportar el producto a las tiendas.
Todos son igual de importantes: el percusionista que toca el plato en el compás 203 después de 6 minutos de espera en silencio, está ahí para dar ese brillo sonoro a la orquesta en el momento culmen del concierto, emocionando al público.
El vendedor que lleva tiempo desarrollando un gran acuerdo no conseguirá nada si en el momento crucial el equipo jurídico y de facturación no tienen todo preparado, como si se hubieran despistado en ese compás crucial.
¿Cuál es el nivel de una orquesta?
El nivel de una orquesta lo marca el peor músico. Igual que con una camisa perfectamente nueva y planchada tus ojos van a la pequeña mancha de café, con una orquesta perfectamente afinada y sincronizada tus oídos se fijan en el músico que entra tarde o se equivoca de nota por no escuchar a sus compañeros.
Siendo conscientes de eso ninguno querrá ser esa nota desafinada que baja la calidad de la orquesta.
Para dar el mejor resultado saben que deben escucharse. ¿Cuántas veces una gran empresa ha tenido problemas por no haberse escuchado entre las distintas secciones?
Una de las prácticas que disfrutamos en “tu empresa es una orquesta” es la de ofrecer a dos voluntarios, que reconozcan que no se llevan bien entre ellos, que toquen un instrumento que les dejo para que elijan según quieran.
De repente, se tienen que poner de acuerdo, sin saber nada de música y con todo el mundo mirándoles. Como es lógico, empiezan a “hacer ruido” que poco a poco gracias a que se miran y se escuchan comienza a convertirse en música. ¿Por qué lo han conseguido? Por la motivación para escucharse y sacar adelante un concierto. La relación entre esos dos empleados que antes no se entendían cambia, y saben que pueden llegar a solucionar cualquier problema, si quieren.
Previamente, sin que fueran conscientes, les había comentado algunos conceptos musicales sencillos. Y en el momento necesario lo pusieron en práctica, logrando poner en marcha el concierto o solucionando el conflicto de la empresa.
¿Cambiamos las palabras?
En mis primeros conciertos estaba asustadísimo.
Y a lo largo de mi vida musical, con las relaciones con orquestas y otros músicos o directores a veces veía que había algunos problemas.
Yo simplemente quería disfrutar y mejorar, así que decidí inventarme un juego: cambiar las palabras.
Cuando nos enfrentamos a una situación todos tenemos una sensación que nombramos de una manera determinada.
Por tanto, si cambiamos el nombre que le damos a esa sensación podremos cambiar la actitud frente a esa situación, concierto o problema en la empresa.
Esto puede servir para resolver muchos conflictos dentro de la empresa y también fuera de ella.
Algunos ejemplos:
Ser examinado-compartir
Competencia-referencia
Envidia-Admiración
Ego- amor propio
El músico que tiene miedo porque se siente examinado en el concierto, si entiende que lo que hace es compartir lo que sabe, su actitud cambia frente al público, el cual se siente agradecido por recibir lo que el intérprete le está ofreciendo.
Gracias a grandes músicos me he motivado y he mejorado (o al menos lo he intentado). Para mí no son una competencia, sino una referencia para medirme y ver que lo puedo hacer mejor, aprendiendo de ellos, igual que una empresa aprende de otra que ofrece una nueva idea genial para el público.
Muchos músicos tienen envidia. Realmente desean estar en el lugar del envidiado. Si aceptamos que esa persona habrá hecho algo mejor que nosotros no hemos hecho podemos empezar a pensar que vendría bien aprender de él admirando, viendo las cosas positivas que el músico, compañero de trabajo o la empresa han conseguido. Gracias a eso podremos mejorar poniendo en práctica lo que aprendemos del otro.
El ego nos hace creer que el éxito de la orquesta o empresa es gracias a nosotros y que si algo sale mal es solo por culpa de los otros. El amor propio nos ayuda a motivarnos, a dar lo mejor de nosotros para conseguir un gran concierto gracias a todo el equipo.
El artista con experiencia y que distingue entre "ego" y "amor propio" valora el trabajo de todo este equipo, y consigue que el equipo le valore a él.
Hay muchas más palabras-conceptos que podemos cambiar, y seguro que tú puedes identificar cualquier problema en tu empresa y solucionarlo gracias a ese juego.
Potenciemos la creatividad en nuestros músicos
Todos somos creativos. Solo tenemos que desarrollarlo uniendo los puntos adecuados. Y, demostrar a nuestros empleados que pueden encontrar soluciones gracias a la creatividad hará que todos toquen más a gusto y aporten lo mejor cada día.
Como podemos comprobar, tu empresa es una orquesta. Con escucha activa, motivación, empatía, buen equipo, buenos instrumentos y un objetivo claro, todos podremos conseguir dar el mejor concierto o sacar el mejor resultado en nuestra empresa.